Trata y tráfico de niños en la frontera
LA QUIACA (Corresponsal). La trata y tráfico de niños es un problema latente en la frontera entre Argentina y Bolivia, especialmente en el paso de la extensa región que comprende la provincia de Jujuy y Potosí (Bolivia), 500 kilómetros donde todo sucede y es bien explotada por quienes se dedican a este "negocio". Los datos son más que alarmantes y recién en 2007 cuando se pudo detectar el primer caso ambos gobiernos decidieron "ajustar" los controles e implementar políticas tendientes a la prevención y concientización del flagelo. Desde ese año hasta lo que va del 2011, seis mil niños bolivianos fueron ingresados a territorio argentino de manera ilegal y poco se sabe cual fue el destino de ellos. El consulado argentino en el vecino país, a cargo de Reina Sotillo, intervino en 622 oportunidades donde varios pequeños fueron restituidos a sus hogares. La extrema pobreza que se vive en el departamento Potosí es un factor que incide notablemente en el elevado número de niños perdidos. En comunidades agrícolas y desde donde muchos niños deben caminar largas distancias para asistir a algún establecimiento educativo, son raptados por automovilistas que conducen rodados de alta cilindrada. El engaño también se vive piel adentro, aquellos que tienen una mejor posición económica se aprovechan de sus familiares para robarles a una criatura, con engaños como que serán llevados a algún puesto sanitario o visitar a otros parientes, nunca retornan a sus hogares. Todavía en Bolivia rige "el que tiene plata manda" por ello los casos nunca pudieron ser resueltos, una vez sacados del país altiplánico el rastro del niño se pierde para siempre.
El Tribuno de Jujuy accedió a datos que sensibilizan hasta el más fuerte, el mayor porcentaje de niños sustraídos no supera los 5 años, esto es un beneficio para los tratantes porque pueden manejarlos a su antojo. Hasta esa edad son alimentados y criados como cualquier niño, aquellos que no fueron comercializados o adoptados ilegalmente. Son utilizados para diferentes trabajos hasta la adolescencia, donde allí el trato es otro porque al pensar por si mismo el tratante sabe que intentará escapar. Entonces el trato se vuelve un calvario, donde no cabe la explicación en una mente normal, ya que son sometidos a toda clase de vejámenes. Solo los afortunados logran recuperar su libertad y todo se transforma en una cadena, aquel que perdió a su familia se dedicará al "negocio" donde todo vale. Ello incluye robar, estafar a sus propios compatriotas. Aunque parezca sacado de una novela, es la cruda realidad. Lugares como Ciénega de Paicone y otras localidades del departamento Santa Catalina son una "peatonal" para tratantes de estupefacientes, autos robados, por supuesto trata y tráfico de personas. Según fuentes fidedignas por ese sector está la fábrica de cocaína más importante del sur boliviano, en la localidad de Tilaca a casi 5 metros de altura, en un lugar de difícil acceso donde se presume hay innumerables niños y adolescentes obligados a trabajar para los narcos. Al ser zonas rurales el rapto está a la orden del día. Cuando ocurre algún caso las comunidades están a 26 horas de viaje hacia un puesto policial cercano.
La cónsul Sotillo citó que hace cinco semanas atrás, 53 ciudadanos extranjeros estaban a punto de ser ingresados al país ilegalmente resultando detenidas 2 personas por las autoridades bolivianas. Dentro del contingente había 27 niños y todos fueron literalmente sacados de sus comunidades mediante ardides o robados directamente, siendo amenazados y sin documentos. Desde la intervención del consulado bajo un 19 % el ingreso de niños ilegalmente, hoy desde la Unidad Policial Migratoria del Estado Plurinacional de Bolivia se trabaja para que los niños y adolescentes bolivianos al salir de su país por pasos habilitados cuenten con la documentación respaldatoria y estén acompañados de sus progenitores. Anteriormente la normativa del vecino país no contemplaba esto y muchos fueron cruzados con algún familiar o autorización falsa, sin que esto pudiera ser detectado por las autoridades argentinas en el Puente Internacional "Horacio Guzmán".
Del lado boliviano en el destacamento que tiene la Policía Nacional las fotos de niños y adolescentes desaparecidos empapela el lugar, cada día llegan nuevas circulares sobre estos ya que son buscados porque fueron sustraídos o trasladados irregularmente.
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